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jueves, 3 de junio de 2010

El sol que no podía brillar





Los Bubbles vivían en penumbra. Su sol estaba cansado de brillar. No se sabe por qué de un día para otro comenzó a apagarse y tuvieron que acostumbrarse a desarrollarse sin la luz a la que estaban habituados.

Lo que caracteriza a los Bubbles es la enorme burbuja de luz que les acompaña. Cada uno de ellos posee una, a la que está unido por una extraña fuerza. Estas burbujas dan una luz de color e intensidad determinada, dependiendo del estado de ánimo de su dueño. Gozan de una relación muy especial porque el uno no puede vivir sin la otra. Para mantenerse vivos ( tienen una vida muy longeva) lo único que deben hacer es alimentar a la burbuja de sentimientos. En el momento que un Bubble dejase de sentir, la burbuja se apagaría y ambos fallecerían.

Entre todos los Bubbles destacaba Bob, un excéntrico y singular personaje que tenía la estupenda ocupación de hacer sentir a los demás.

-A ver, ¿qué tengo que hacer hoy?... Ir a ver a la señora Brown, hace días que ni risa ni llanto... ¿Qué más?...- Se preguntaba mientras seguía mirando su agenda- ¡Ah, sí!.Debo visitar a Toutooh!- que era el único Bubble con ascendencia india que quedaba, al que últimamente se le estaba escapando la cordura de tanta vida espiritual, tanto ir de chamán y tanta historia. Bob le entendía, disfrutaba de su diferente forma de vivir la vida.

Tras la terapia de cosquillas con la señora Brown se dirigió al precipicio de hielo. Allí es donde Toutooh realizaba sus ejercicios de meditación. Se concentraba tanto, que su burbuja despedía tal potencial de luz que, durante unos segundos, se hacía de día..

-¡¡Tengo una nueva teoría!!- exclamó el indio cuando vió acercarse a Bob. Éste sonrió. Toutooh era todo un teórico del orden social, del universo, de la conspiración y de la vida en general. Le encantaba generar teorías, muchas de las cuales, eran únicamente viables en su mundo ideal.

-Cuéntame, ¿qué has pensado esta vez?- le encantaba escucharle, se sentaba durante horas frente a él imaginando las consecuencias de sus fantásticas teorías.

-Ya sé como devolverle la luz a nuestro sol. He estado meditando y creo que debido su cansancio, algunos Bubbles han dejado de sentir. Están gravemente enfermos y probablemente no tarden en morir. Nadie quiere vivir en un mundo en tinieblas, Bob. Tenemos que devolverle al sol la energía para brillar y creo q ya sé cómo - su amigo le escuchaba y observaba sin pestañear.

-¿Qué podemos hacer Toutooh?, nuestro sol está demasiado cansado, ¿de dónde podemos sacar tanta energía, como para cargarle las pilas y que vuelva a lucir como antes?

- ¡La solución la hemos tenido delante de nuestras narices todo el tiempo!. La clave está en unir nuestras burbujas. Me he percatado de que a cierta hora del día, el sol se acerca más de lo normal a nuestro planeta. Se mira en el mar y, su reflejo, le hace relumbrar durante unos segundos. Son esos momentos de luz los que nos descubren un nuevo día, ¿me sigues?- continuó - pues bien, pienso que se ilumina porque el recuerdo de lo que fue le empuja a seguir brillando como antaño.
Debemos hacerle creer que sigue siendo el sol que nos daba calor hace años. Tenemos que ir al mar, sumergirnos y colocarnos en círculos concéntricos. Cuando el sol se acerque a observar su débil reflejo, uniremos nuestros pensamientos, nos concentraremos y brillaremos todos juntos. Así, de este modo, el sol pensará que es él el que resplandece y tal felicidad le hará dar luz para siempre.

-¡Seguro que funciona Toutooh!.
- Avisa a los demás, debemos hacerlo cuanto antes.
- Bob corrió la voz. Se reunieron y, una vez de acuerdo, se dirigieron al mar. Eran decenas de miles los Bubbles que habían acudido a la llamada de Toutooh. El mundo Bubble al completo estaba cansado de no tener luz, de ver el mundo que habían construído en penumbra y muriéndose por la pena de la oscuridad.

Se cogieron de la mano y se sumergieron a la espera de la visita del sol. De pronto, comenzaron a vez una débil luz, esa era la señal de que el sol se acercaba. Inmediatamente todos comenzaron a brillar, cada vez más y más intensamente. Lo hacían porque las palabras de Toutooh les habían llegado al corazón, porque querían que aquella situación cambiase, para salvar a familiares, para que los niños creciesen felices.. y todos brillaban porque durante todo ese tiempo sólo habían pensado en su añorada “Luz”.

El sol no daba crédito a lo que estaba viendo en su reflejo. Era él. No sabía cómo había vuelto a recobrar su brillo e intensidad y, de la forma que había aventurado Toutooh, la felicidad de pensar que estaba irradiando de nuevo, le hizo recobrar sus ganas y su vitalidad. El sol comenzó a subir al cielo iluminando a su paso, cada vez con más fuerza y vitalidad, el mundo que había tenido en penumbra durante años.

Los Bubbles salieron aprisa del agua al ver que su plan había funcionado. En la orilla, expectantes, observaron el primer amanecer en años.

Su sol nunca más dejaría de brillar porque la alegría de volver a sentirse vivo, no se le podría olvidar jamás.

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