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viernes, 27 de agosto de 2010

¿quién no ha sufrido por amor?


¿Por qué duele tanto sufrir por amor?

Es un dolor tan profundo, focalizado en la boca del estómago, en el corazón, en el pecho... tan carnal, tan de las entrañas y tan continuo que parece imposible sobrevivir a él.

Si tan sólo se presentase como un dolor de muelas, de cabeza, una gripe.. sabrías que tomar para mitigarlo pero, ¿qué se hace cuándo se sufre por alguien? Un simple frenadol no acaba con ello.

Sara se levantó aquella mañana, después de no pegar ojo en toda la noche y, aún medio dormida, se preparó un café. Se sentó a tomarlo y mientras lo revolvía, haciendo sonar la cucharilla suavemente contra el vaso, sus ojos se humedecieron en un instante. La incertidumbre estaba acabando con ella. Rompió a llorar. No sabía que hacer para poder volver a recuperarlo porque tampoco sabía muy bien por qué lo había perdido.

A veces se iba de casa, no sabía a donde... pero siempre regresaba y, a ella, eso le valía. Saber que siempre volvería a ella pasase lo que pasase, la tranquilizaba. Pero esta vez era diferente. Tenía tan mal presentimiento... era diferente a otras veces. El sufrimiento no la dejaba vivir, no era capaz de desconectar. Todo aquello que tenía a su alrededor le recordaba a él. Su casa estaba empapelada con sus fotos, sus recuerdos. Sentía que le faltaba el aire, se ahogaba.

Comenzó a respirar hondo e intentó imaginar una vida sin él. Pronto se quitó ese pensamiento de la cabeza. No quería una vida sin él. Para ella lo era todo y él, en el fondo lo sabía.

Intentó animarse, se dijo a sí misma que todo se arreglaría. Pensó en todos los buenos momentos que habían vivido juntos, también en los malos. Pero de pronto el miedo la invadió de nuevo. ¿Y si no era así? ¿ y si nada volvía a ser como antes?. Le echaba tanto de menos.

De pronto escuchó un ruido fuera. Se apresuró a abrir la puerta.

Allí estaba, como si el tiempo no hubiese pasado.

- ¡¡Sabía que volverías!!- gritó.

Se arrodilló para abrazarlo.

Le puso la correa y le susurró:

- Ahora sí que no te me escapas.

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